Este artículo fue publicado originalmente en inglés por NiemanLab.
“La objetividad como un ideal aspiracional termina fomentando que periodistas eviten abordar lo que es importante.”
Hasta en conversaciones recientes sobre transformar el periodismo, la objetividad es un ideal que curiosamente, a menudo recibe un pase libre. El argumento tiende a ser así: “La objetividad periodística ha sido implementada en maneras que realmente no son objetivas pero aspirar por objetividad genuina todavía es la mejor esperanza que tenemos para un reportaje preciso.”
El problema con este argumento es que pasa por alto las fallas inherentes de la objetividad, como un ideal y un método para practicar periodismo. La solidaridad para la justicia social mueve al periodismo en una mejor dirección.
Dado el caos de los últimos varios años, entendiblemente hay algo consolador sobre la idea de que reporteros puedan, si son entrenados rigurosamente y están adecuadamente conscientes, entregar a la larga una incontrovertible realidad objetiva al público. Anhelar este tipo de certeza tiene mucho sentido en un tiempo cuando “doomscrolling” (constantemente leyendo noticias negativas en sitios de internet) se ha convertido en parte de la vida diaria.
Sin embargo, aspirar a la objetividad como una manera de resolver la incertidumbre, lleva al periodismo lejos de su propósito como un servicio público. ¿Por qué? Porque el concepto de objetividad no es compatible con los pragmáticos de reportaje noticioso.
Piénselo de esta manera: La realidad objetiva es “independiente de la subjetividad individual” y consiste del mundo externo de objetos físicos y eventos que pueden ser observados.” Pero el punto del periodismo no es – y nunca ha sido – restringido a catalogar eventos físicos, observables. La noticia es, por definición y no por error, el producto de una serie de criterios humanos sobre el significado de problemas, eventos y personas.
Algunas personas argumentan que “noticias reales” deben ser hechas libres de criterios humanos. Pero aun los casos más concretos hacen claro que las noticias sin criterios son sin sentido. Por ejemplo, si un reportero mira afuera de una ventana y ve agua cayendo del cielo, puede tener sentido que reporte, objetivamente, que está lloviendo. Pero ya tenemos un problema: usualmente la lluvia es un evento bastante inocuo – pero agua también cae del cielo durante huracanes. Lo que estamos viendo, ¿es un huracán o solo una tormenta menor? ¿Es el fin de una sequía, o el comienzo de una inundación sin precedentes que sumerge hogares y desplaza a comunidades enteras? ¿Es un ejemplo de clima extremo debido al cambio climático? El reportaje sobre esto, ¿debería estar en la sección estándar del clima, o debe ser una historia titular sobre una amenaza mortal de daño duradero, desproporcionado para personas marginadas? Mirar fuera de la ventana “objetivamente” no puede contestar estas preguntas.
La objetividad como un ideal aspiracional termina fomentando en los periodistas el evitar abordar lo que es importante. Ignorar preguntas sobre el sentido y el significado en “servicio” de la objetividad – para reportar en su lugar que “agua está cayendo del cielo”- no ofrece valor informacional a lectores cuyas vidas puedan estar en peligro. El hecho observable de agua cayendo del cielo no -y no puede – habla por sí solo. Esto no es un problema solo de cobertura climática, por supuesto: En cobertura de problemas como inmigracion, COVID-19, brutalidad policial, e inestabilidad de vivienda, la idea de que observaciones van a hablar objetivamente por sí mismas es rápidamente eliminada.
Hasta el escoger fuentes para citar es un puente muy lejos para la objetividad pura, porque la selección de fuentes requiere un conjunto de decisiones sobre cuáles perspectivas importan. Deshacerse de estas decisiones bajo un paradigma de objetividad significa que periodistas regularmente ceden a oficiales con títulos elites, que nosotros sabemos no es una fórmula confiable para amplificar reclamos precisos.
Entonces, aspirar a la objetividad lleva al periodismo a un callejón sin salida. Por otro lado, un ideal y un método de solidaridad para la justicia social está mucho más alineado con lo que los mejores periodistas siempre han tratado de hacer: informar al público sobre problemas de importancia, responsabilizar al poder institucional, y retar a la sociedad a ser mejor al exhortarnos a dar importancia a más que a nosotros mismos.
Solidaridad, como yo la defino, es un compromiso con la justicia social que se traduce a la acción. Mas que un sentimiento, un pensamiento privado, o un cuadrado negro en las redes sociales, la solidaridad es lo que hacemos activamente con otras personas para abordar condiciones inhumanas que puedan o no afectarnos personalmente.
En el periodismo, la solidaridad toma la forma de incluir las perspectivas de comunidades que hace mucho tiempo han sido dejadas afuera de representaciones de injusticias afectando sus propias vidas. De mayor importancia, la solidaridad en la práctica periodística conecta los puntos para revelar las maneras en que la injusticia social no les permite a las personas ser capaces de simplemente escoger mejorar sus condiciones. La solidaridad como un ideal promueve que organizaciones noticiosas decidan lo que vale la pena ser noticia basado no en celebridad, novedad o popularidad, sino basado en los aspectos de la dignidad humana, el sufrimiento, y las necesidades urgentes de supervivencia.
Que la solidaridad eclipse a la objetividad como el ideal aspiracional del periodismo significa transformar los criterios que organizaciones noticiosas dominantes utilizan para evaluar el periodismo de calidad. En vez de preguntar “¿esta historia hace imposible para lectores saber donde el reportero se posiciona sobre el problema?” y “¿esto incluye ambos lados sin indicar si ambos lados están siendo honestos?”, las organizaciones noticiosas preguntarían “¿esta historia representa la verdad de las experiencias vividas de las personas de injusticia social?” y “¿los reporteros, actuando en solidaridad, amplifican las demandas de comunidades marginadas para el cambio concreto de parte de personas en posiciones de poder institucional – en vez de actuar como un megáfono para elites con poderes o plataformas?”
Desde el 2020, muchas iniciativas y conversaciones se han expandido sobre futuras direcciones para el periodismo. A la vez, a menudo el liderazgo de las noticias se mantienen reacios al cambio. Al fin y al cabo, lideres de noticias en ascenso e iniciativas inclusivas van a empujar a reemplazar personas u organizaciones que se aferran a una visión de objetividad periodística que nunca ha sido lograda o deseada, nunca ha servido al público, y repetidamente ha probado ser una pérdida de recursos reducidos de cara a la injusticia social que le niega la humanidad básica a las personas. Mientras una nueva generación de líderes de noticias toma el mando, la solidaridad tiene una oportunidad de salir a la luz.
Cualquiera que trabaja en esfuerzos de solidaridad para la justicia social sabe muy bien que un cambio duradero y transformacional es un juego a largo plazo. 2022 va a ser un año en el que continuaremos luchando por algo mejor.
Anita Varma lidera la Iniciativa de Periodismo Solidario en la University of Texas.
Traducido por Mariela Santos-Muñiz. Mariela es una periodista Puertorriqueña y empresaria de medios de comunicación, traduciendo contenido selecto del Inglés al Español y el Español al Inglés. Tiene una maestría en Relaciones Internacionales y Comunicaciones Internacionales de la Universidad de Boston.